martes, 17 de junio de 2008

Historia D.A.2.



El amanecer llegaba si previo aviso, como las cosas fatales, como los amores inadecuados. Ella se encontraba igual que la luna: sombría, alejada... atrayente. No necesitaba recordar que había tenido malas experiencias en su vida, pues su cara lo promulgaba continuamente.

El, en el otro lado del mundo esperaba ansioso por un milagro, llegaría?... realmente la vida lo compasaría o lo seguiría tratando como un simple rehén de las circunstancias?


Pese a no conocerse, los dos coincidían en una cosa: confiaban en el majestuoso poder del anillo que llevaban en el dedo anular. Símbolo de infinidad, perpetuidad, perfección y continuidad, el objeto que ambos tenían, para cada uno... representaba cosas diferentes.


Ella consideraba que mientras tuviera ese anillo consigo, iba a poder recuperar el amor de su vida, aunque todavía no lo hubiere conocido. Con solo mirarlo, se daría cuenta que lo había encontrado, que seria feliz y que eso duraría para siempre.


El, sin embargo, consideraba que ese anillo era la única causa por la cual no debía caer en la tentacion de buscarla, de buscar a esa mujer que tanto lo había hecho sufrir y descreer en el sentimiento mas fuerte que había corrido por sus entrañas.


El torbellino de la vida volvía a mezclar todo, absolutamente todo. Los corazones improvistos de maldad iban perdiendo de a poco la felicidad, la dicha de seguir latiendo con orgullo mas alla de las cuestiones de la vida.

La cruda realidad impacta mas que en el choque de los planetas y es tan persistente como el viento que trasforma inmensas rocas en pequeños fragmentos de arena. La realidad era innegable. Las cosas que no se pueden esquivar en algunos momentos se vuelven placenteros por el hecho de acostumbrarnos y buscarles así, el lado positivo.

El problema es cuando nos acostumbramos a esas cosas, caemos en una burda y aburrida rutina que no permite re-inventarnos como personas y de alguna forma vamos perdiendo la esencia de la cual nos sostenemos para ser, simplementee ser.


Las simplezas de lo cotidiano empezaban a tener sentido para nuestros personajes en cuestión: simplezas llanas, austeras. Un beso perdía la mágica tibieza del amor para ser un simple beso y así fue que dentro del inmenso museo que dirigía, ya no veía las maravillas del renacimiento o las locuras del post-modernismo... solo veía pinturas.

Y ella en su tranquilo restaurante, olvido las recetas antiguas de elixires y quimeras, ahora solo preparaba platos mundanos, franceses o italianos, pero carentes de emosion... inherentes y muertos.


11/10/07

07:26 am

ALCO

Gracias Lucas!




1 comentario:

Anónimo dijo...

Un corazon ahogado, casi muerto, susurro al basto oceano unas palabras y hasta las mismas corrientes marinas se estremecieron al entender la situacion, y es que muchas veces en un ultimo gesto de amor, se simplifican todos los hechos y acontecimientos que una misma vida escribio, fue asi como como un suspiro se convirtio en historia y con los años se transformo en leyenda y las leyendas nunca mueren.

Pero un acto en si mismo carece de gracia terrenal, por eso, delfines y corales encerraron el suspiro, mi suspiro, tu suspiro en aquella vieja botella de ron, que hoy te traigo entre lineas. Pero antes de abrirla y brindar con mi suspiro, tu suspiro, quizas de vidas pasadas, te pido que entiendas que la historia nos enseña. Alguna vez suspire... solo, al basto oceano, tu nombre.

Ahora a punto de naufragar, miremos juntos esa vieja botella de ron y susurremos juntos nuestros nombres, cambiemos las historia, que sea leyenda, con el fin... pero a tu lado, tomados de la mano.

Te quiero nenita... GATO.